miércoles, 23 de marzo de 2016

ENTOMOLOGÍA FORENSE


ENTOMOLOGÍA FORENSE APRIL 24, 2015 RUVVIC123LEAVE A COMMENT



La Importancia de la Entomología Forense en la Investigación Criminal.
La entomología es una rama de la zoología que se ocupa del estudio de los insectos y de sus interacciones con el ambiente que ocupan. Los insectos son pequeños animales invertebrados con esqueleto quitinoso externo y tres pares de patas articuladas, por ello se les clasifica en el phylum Arthropoda y dentro de éste en la clase Hexapoda. Sin duda alguna, en la era actual los insectos pueden considerarse predominantes sobre la raza humana, no solamente porque su diversidad y número son enormes, sino porque por encima del hombre han sido capaces de habituarse a todos los espacios terrestres y a las condiciones ambientales más extremas. No siendo esto suficiente, los insectos ejercen influencias importantes en las poblaciones humanas y en muchas de sus actividades. Aunque quizá no conozcamos ni la mitad de todos los que existen, se han descrito cientos de miles de tipos de insectos diferentes, los cuales se agrupan, según el sistema de clasificación que se acepte, en treinta y siete o más órdenes taxonómicos.
La suma total de las especies conocidas triplica la suma total de todas las otras especies animales que existen en el planeta. Las sociedades humanas poseen una historia íntimamente ligada a la presencia y actividad de los insectos. Citemos por caso, que la actividad polinizadora de muchos insectos interviene de manera determinante y positiva en el desarrollo de cultivos agrícolas, como flores, frutales, hortalizas, algodón y tabaco.
Estos animales también pueden producir sustancias de valor comercial como tinturas, miel, ciertos tipos de cera y el hilo de la seda, entre otros. Los insectos muchas veces son eslabones importantes en las cadenas y redes tróficas. Constantemente, millones de ellos son consumidos por otros invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Algunas poblaciones humanas también consumen frecuentemente ciertos tipos de insectos, y en la última década ha crecido mucho el interés por el estudio del valor nutritivo de los insectos en la dieta humana. A su vez los insectos son consumidores importantes de otro tipo de biomasa, como los tejidos vegetales vivos y toda clase de materia orgánica en descomposición.
Otros controlan naturalmente las poblaciones de pequeños animales que son, directa o indirectamente, dañinos al hombre. Los insectos se usan con fines medicinales y son objeto de precio y gran valor en las investigaciones científicas modernas.
Por ejemplo, los mayores progresos efectuados en el siglo XX en cuanto al entendimiento de la biología evolutiva han sido el resultado de observaciones y experimentos realizados con moscas, mariposas y escarabajos, representantes de tres de los más conspicuos órdenes de insectos. Por supuesto, restaría mencionar el valor estético que han recibido los insectos en la sociedad global del siglo XXI, que los ha llevado a ser exhibidos vivos o muertos como objetó de interés, en zoológicos (insectarios) y museos.
Entre cientos de miles, o quizá millones, solamente unos pocos insectos son realmente nocivos para el hombre. Sin embargo, una sola especie podría ser ocasionalmente responsable de pérdidas económicas enormes, bien por destruir cultivos agrícolas extensos, desmejorar y estropear algunos productos almacenados, transmitir enfermedades epidémicas entre hombres o animales domésticos y de cría, y hasta arruinar irreversiblemente bibliotecas enteras. Los insectos injuriosos pueden indirectamente transmitir muchos virus letales a plantas y a animales. La sola presencia en número exagerado de algunos tipos de insectos (como las avispas, pulgas, moscas o zancudos) puede convertirse en una molestia insoportable, evocar miedo, causar fobias a nivel individual o colectivo y convertirse en un problema público. Esto sin contar que muchos de estos insectos precisamente son indeseables por afectar físicamente al hombre causándole picaduras (algunas ponzoñosas) y molestias por sus hábitos parasíticos.
No obstante todas las injurias potenciales mencionadas, las sociedades humanas a lo largo de su historia se han caracterizado por intentos, más o menos exitosos, de aprovechar ventajosamente la diversidad de los insectos, sus cualidades y sus hábitos. Tal tendencia ha rendido mejores resultados en la medida en que progresa el estudio de los insectos y el desarrollo de la ciencia de la entomología. Cuanto mejor conocemos los insectos más somos capaces de obtener de ellos algún beneficio.
El conocimiento específico de los ciclos de vida de insectos entomófagos (aquellos que parasitan y/o se alimentan de otros insectos) significó un avance acelerado en el desarrollo de los controles biológicos y los manejos integrales de plagas, que hoy día compiten justamente con los métodos químicos tradicionales que por décadas estropearon el ambiente envenenando, aire, suelos y aguas. También se le otorga importancia al papel que juegan los insectos del suelo en la dinámica compleja de éste medio. Se han manejado experimentos con insectos fitófagos que se utilizaron deliberadamente para hacer desaparecer plantas indeseables (malezas) en zonas de desarrollo agrícola, por ejemplo en Australia y en Europa.
La vinculación de la entomología con la medicina es un campo menos explotado. Siglos atrás se extraían sustancias químicas de ciertos escarabajos que eran utilizadas para tratar afecciones urogenitales (cantaridina). Se ha experimentado también el uso de algunos venenos producidos por insectos para el tratamiento de la artritis.
En la primera guerra mundial se descubrió que las heridas profundas infestadas con larvas de moscas sanaban mejor que las que se vendaban. Esto fue investigado metódicamente en una época posterior, descubriéndose que efectivamente los gusanos se alimentaban exclusivamente de tejido muerto en descomposición y que secretaban sustancias que mejoraban la capacidad regenerativa del tejido (alantoína).
Curiosamente esta relación de las larvas de dípteros (moscas) con el tejido animal en proceso de decaimiento es una de las más antiguamente conocidas. En un pasaje bíblico del libro de Job (21:26) se hace alusión a ello: “igualmente yacerán ellos en el polvo y gusanos los cubrirán”, frase que algunos entomólogos consideran como la más antigua en relación a lo que hoy se conoce como entomología forense, una rama recién nacida de la entomología médica.
En efecto cuando tratamos del aspecto médico-legal de la entomología nos estamos refiriendo al estudio de los insectos vinculado a la escena de un crimen. El médico y el detective forense se enfrentan generalmente con situaciones prácticas de variada dificultad. Los crímenes que involucran muertes violentas tienden a ser los más problemáticos y en ellos priva la necesidad de establecer no sólo las causas del crimen, sino primordialmente la autoría y el método utilizado, así como el lugar y la fecha. Los investigadores y detectives no siempre llegan a tiempo a la escena de un crimen. Con frecuencia se descubren cadáveres que han pasado largos períodos expuestos a los efectos de las condiciones ambientales.
Generalmente, cuando así ocurre, y a menos que él cadáver se encuentre en una zona gélida, el proceso de descomposición microbiana ha avanzado tanto que resulta difícil establecer algunos puntos de información primordial para el esclarecimiento historial del crimen. La experiencia acumulada de generaciones de investigadores dio con un elemento de asociación importante en estas escenas, y afortunadamente reconoció, aunque un poco tarde, su importancia. Se trata de la sucesión de insectos que se desarrolla a expensas de los cadáveres animales.
Por varios siglos se creyó que ciertos animales pequeños como los gusanos de la carne (que no son más que larvas de moscas y escarabajos) se generaban de una manera espontánea.
Fue el investigador italiano Francesco Redi, quien sometió a prueba experimental este mito, descubriendo al asombrado mundo, mediante demostraciones sencillas y elegantes, que aquello no se trataba más que de una fase del ciclo de vida de ciertas moscas que casi imperceptiblemente dejaban sus huevos sobre la carne fresca para que al cabo de unas horas emergieran las voraces larvas que se encargaban de engordar y transformarse a expensas del tejido que los microorganismos descomponían.
Más tarde tocó a Pasteur demostrar que sin microorganismos la descomposición prácticamente no ocurría. Algunos relatos orientales antiguos, nos traen también noticias de la utilidad elemental de los insectos a la horade determinar culpabilidades criminales. Un documento consignado por Sung Tzú nos habla de un asesinato bajo ciertas condiciones misteriosas. A los pocos días el líder político de la comunidad mandó llamar los soldados armados de su pueblo y les pidió colocar sus espadas en el suelo.
Una de ella se rodeó de moscas debido posiblemente a que conservaba trazas de sangre ya descompuesta. Y así se determinó que su propietario había sido el responsable del crimen. Las situaciones hoy día rara vez involucran tal simplicidad.
El entomólogo forense necesariamente tiene que ser un experto taxónomo en los grupos de insectos que se desarrollan a expensas de los cadáveres, ya que de su capacidad para lograr la exacta identificación taxonómica de los animales, inmaduros y adultos, que medran en el cuerpo en descomposición (o en los restos de aquel), depende el éxito de la investigación. La idea de este ensayo no es dar una clase de taxonomía de insectos, que bien sería materia para un curso formal de entomología forense, sino demostrar brevemente que con un poco de conocimiento taxonómico sobre larvas y adultos de insectos necrófagos (generalmente algunas familias de moscas como Calliphoridae y Sarcophagidae, y ciertos escarabajos que se alimentan de tejido animal), y el detallado estudio de sus ciclos de vida, es posible determinar, únicamente en base a los insectos asociados a un cadáver, el denominado intervalo post-mortem, que equivale al lapso de tiempo entre la muerte del individuo sujeto de la escena, y el momento en que es hallado su cadáver. Esta información es absolutamente perentoria en la determinación de pistas que pueden llevar a la autoría y móvil del crimen.
Algunos insectos tienen distribuciones geográficas muy restringidas, y en ocasiones la investigación entomológica forense pudiera ayudar definitivamente en el esclarecimiento del lugar de un crimen, o a determinar los movimientos espaciales del cadáver, sufridos a posteriori. Es un mundo fascinante, aunque dependiendo de la óptica con que se perciba bien pudiera decirse que es notable la naturaleza casi morbosa del lenguaje con que se comunican los pocos profesionales y devotos de esta ciencia. El asesinato no lo es todo.
Cada vez se registran en los medios de difusión especializados (generalmente revistas de ciencias forenses) más y más casos en que los insectos aportan pistas para el esclarecimiento de crímenes o siniestros. Ya no parece un disparate escuchar reportes de experticias en las que por ejemplo se determine que un accidente aéreo de proporciones desastrosas haya sido causado por la obstrucción mecánica causada por un pequeño insecto que logró penetrar el sistema que conducía el combustible a las turbinas.
Tampoco es rara la revocación oportuna de «un cargo penal ante el esclarecimiento aportado por una prueba entomológica. Por ejemplo, cuerpos que se han encontrado desfigurados y que en principio se habría pensado que en vida habrían sufrido de crueles torturas han resultado ser no más que cadáveres lesionados severamente por hormigas en un intervalo post-mortem. Las investigaciones entomológicas parecieran no tener límite en el campo de lo legal: Se han resuelto casos de muerte por envenenamiento mediante el estudio toxicológico de los insectos asociados a cadáveres cuyo deterioro es tal que ya no es posible realizarle ninguna prueba directa; accidentes automovilísticos en donde no hubo testigos, pudieran ser parcialmente resueltos de una manera u otra mediante el análisis de los insectos que quedan muertos en el parabrisas o el radiador.
En ocasiones estas evidencias pueden ser indicativas de las velocidades máximas alcanzadas por los vehículos, e incluso de la procedencia del vehículo, pues como se ha dicho antes los insectos tienen sus áreas propias de distribución. No existen los mismos insectos en un páramo que en los médanos de Coro. En más de una ocasión los cuerpos policiales antidrogas han logrado trazar las rutas de contrabando de marihuana por la fauna entomológica asociada a las hojas de esta planta.
*La entomología forense o médico legal, es el estudio de los artrópodos asociados con cadáveres, se utiliza, entre otros propósitos, para estimar el tiempo trascurrido desde la muerte o intervalo postmortem (IPM) y la identificación de los posibles traslados del cuerpo, así como las características de las zonas de procedencia.
Los episodios entomológicos postmortem, de modo resumido, inician con los dípteros, a continuación suelen aparecen los coleópteros y durante un tiempo convivirán en nichos diferentes coleópteros y dípteros, por ultimo convivirán, también en nichos diferentes, coleópteros, ácaros y lepidópteros. Pero la propia secuencia de colonización y las especies implicadas variarán en función de múltiples parámetros, entre los que destacan la región biogeográfica, la época del año y las características ambientales particulares del hábitat en que se encuentre el cadáver.
El tiempo transcurrido desde la muerte es un asunto de crucial importancia desde el punto de vista legal, para establecer culpabilidad o para identificar a la persona desaparecida. Uno de los métodos para determinarlo es la observación externa del cadáver, que incluye factores como temperatura corporal, livideces cadavéricas, rigidez, signos de deshidratación, lesiones externas, acción por animales e invasión de insectos. En cuerpos humanos es estimado por varios métodos: histológico, químico y zoológico. Sin embargo, transcurridas 72 horas, la entomología forense es usualmente el mejor método y en muchos casos el único para establecer el intervalo postmortem.
Existen dos métodos para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte usando la evidencia de los artrópodos, el primero utiliza la edad y tasa de desarrollo de larvas; el segundo método utiliza la sucesión de artrópodos en la descomposición del cuerpo. Ambos métodos se pueden utilizar por separado o conjuntamente siempre dependiendo del tipo de restos que se están estudiando. Por lo general, en las primeras fases de la descomposición las estimaciones se basan en el estudio del crecimiento de una o dos especies de insectos, particularmente dípteros, mientras que en las fases más avanzadas se utiliza la composición y grado de crecimiento de la comunidad de artrópodos encontrada en el cuerpo y se compara con patrones conocidos de sucesión de fauna para el hábitat y condiciones más próximas.


HISTORIA DE LA ENTOMOLOGÍA FORENSE
La presencia de las moscas está documentada en escritos tempranos como la “Tabla 14”, de la serie Harra-Hubulla (lista sistemática de animales salvajes terrestres de la época de Hammurabi), hace unos 3 600 años. En él se menciona por primera vez la “mosca verde” (Lucilia) y la “mosca azul” (Calliphora), comunes en casos forenses. En las civilizaciones antiguas, moscas y escarabajos aparecen como amuletos, en sellos cilíndricos, como un dios, y como una de las plagas de la bíblica historia del Éxodo, pero fue Aristóteles quien aportó datos anatómicos y biológicos que describió y clasificó dentro del orden científico.
El nacimiento de la entomología médico criminal se produjo en el siglo XIII, en China, cuando en 1235 A.C., Sung Tzu, escribió un el libro”The Washing Away of Wrongs”, aquí aparece el primer documento escrito de un caso resuelto por la entomología forense Fue hasta mediados del siglo XIX, en Francia, cuando la ciencia surgió como tal. Orfila (1848), listó 30 insectos y otros artrópodos que colonizaron un cuerpo, sus observaciones pueden ser las primeras en sistematizar el conocimiento de la sucesión de artrópodos; aunque a Bergeret (1855) se le da el crédito de aplicar este conocimiento a un caso criminal, por evaluación de la fauna de insectos, determinó el IPM.
J.P. Mégnin amplió y sistematizó los estudios publicando “La fauna de las tumbas” en 1887 y “la fauna de los cadáveres” en 1894, identificó ocho etapas de descomposición humana; los estados de descomposición descritos fueron seguidos por Leclercq (1969), Easton y Smith (1970). La ecología y el comportamiento general de las moscas de importancia forense fueron tratados extensamente por Greenberg (1973) y Putman (1983); la sucesión de fauna se estudió en varias regiones en cadáveres no humanos, desde lagartos hasta cerdos, entregando información de la estructura de la comunidad, orden de colonización, estacionalidad y preferencias de oviposición de moscas de carroña.
La entomología médico criminal entró en una fase de rápido crecimiento y desarrollo a partir de las reseñas de Leclercq (1978), Nourteva (1977), y se convirtió en una disciplina exacta referida a la teoría y práctica forenses. Los precursores han sabido integrar entomología y ciencia forense, y los criminólogos han rescatado muchos detalles hasta obtener conclusiones útiles y una visión holística del tema.


ENTOMOFAUNA ASOCIADA A LOS CADÁVERES.
Sustancias atrayentes
Toda vez que un cuerpo cesa sus procesos vitales, comienza su descomposición, iniciando desde la base misma de su estructura, las células. La muerte de éstas se da paulatinamente hasta la descomposición total del cuerpo. La producción de sustancias volátiles comienza en el proceso de autolisis en un medio prácticamente anaerobio, lo que favorece un rápido crecimiento en la fauna bacterial del sistema digestivo (e. g.Bacteroides spp, Lactobacillus, Clostridia, Streptococco, Coliformes, Proteus, Pseudomonas, etc.) La mayoría de éstos organismos actúan de manera casi inmediata degradando carbohidratos, proteínas y lípidos produciendo ácidos, gases, y otros productos que son la bases de los cambios de color, olor y consistencia en un cadáver y que son los primeros signos evidentes en un cadáver, conocido como putrefacción.
De los productos de la fermentación, los más destacados son los gases de metano, hidrógeno, sulfuro de hidrógeno, y dióxido de carbono. La flora entérica produce una gran variedad de ácidos orgánicos, en particular el láctico, acético, propiónico y el ácido acetoácetico. En conjunto estos son los responsables de crear un ambiente ácido en el cuerpo en descomposición. Otros productos de importancia forense son los que resultan de la fermentación de alcoholes (etanol, butanol) y la acetona. Durante la descomposición, también destaca la desnaturalización de proteínas por la acción de exoenzimas que producen las bacterias, este proceso se da a nivel del citoplasma bacterial. Durante este proceso de descarboxilación se produce sulfuro de hidrogeno, putrescina y cadaverina; lo que le da el olor característico a un cadáver.


ENTOMOFAUNA
La entomofauna cadavérica se refiere a aquellos insectos que se suceden con regularidad cronológica en un cadáver, desde el momento en que se produce la muerte hasta la destrucción completa de las partes blandas. Los episodios entomológicos postmortem, en el mejor de los casos y de modo resumido, inician con los dípteros, a continuación suelen aparecen los coleópteros y durante un tiempo convivirán en nichos diferentes coleópteros y dípteros, por ultimo convivirán, también en nichos diferentes, coleópteros, ácaros y lepidópteros. Pero la propia secuencia de colonización y las especies implicadas variarán en función de múltiples parámetros, entre los que destacan la región biogeográfica, la época del año y las características ambientales particulares del hábitat en que se encuentre el cadáver.
Las primeras oleadas de insectos llegan al cuerpo atraídas por el olor de los gases desprendidos en el proceso de la degradación; los artrópodos sarcosaprofagos, comunidad instalada sobre el cadáver, pueden clasificarse en:
Especies necrófagas: Se alimentan del cuerpo. Incluye a dípteros (Calliphoridae, Sarcophagidae, Muscidae, Piophilidae, Phoridae, entre otras) y coleópteros (Silphidae, Dermestidae, Trogidae y Nitidulidae).
Lucilia eximia y un Sarcofágido
Piophila casei y Thanatophilus truncatus
Especies predadoras y parásitas: Incluye coleópteros como Silphidae, Staphylinidae e Histeridae, e himenópteros parásitos como Ichneumonidae y Encyrtidae, de larvas y pupas de dípteros.
Parasitoide de la familia Ichneumonidae e histérido
Especies omnívoras: Avispas, hormigas y otros coleópteros que se alimentan tanto del cuerpo como de los artrópodos asociados.
Colectando hormigas depredadoras de larvas
Especies incidentales: Utilizan el cuerpo como una extensión de su hábitat normal (arañas, ciempiés, ácaros que se alimentan del moho y los hongos que crecen en el cuerpo).


ESTE MOSCO LLEGÓ DEMASIADO TARDE AL ALMUERZO.
Familias de dípteros de interés forense.
El orden Diptera, está dividido en dos sub-órdenes por la mayoría de los autores; Nematocera y Brachycera. Los Nematocera están representados por los mosquitos, y otros dípteros con antenas largas. Los Brachycera incluyen, múscidos, califóridos, sarcofágidos y otros díptero de antenas cortas. Los Brachycera a su vez están divididos en varios infra-órdenes. Asilomorpha, Muscomorpha, Stratiomyomorpha, Tabanomorpha, Vermileonomorpha y Xylophagomorpha. La subsección Calyptratae del infra-orden Muscomorpha es la mejor representada en cuanto a fauna sarcosaprófaga se refiere. Las familias Calliphoridae, Muscidae y Sarcophoagidae son las más comunes en la descomposición de un cadáver, tanto en etapa larval como en adulta, siendo así las familias más útiles en la evidencia forense. Hay muchas otras familias asociadas a la descomposición o a remanentes de ésta, y la importancia que tienen para determinar el intervalo postmortem varía de un caso a otro; algunas de estas familias son Fannidae, Phoridae, Sepsidae, Piophilidae, Scatophoagidae, Anthomyidae y Stratiomyidae
Calliphoridae:
Dentro de esta familia se encuentran los géneros Lucilia, Calliphora,Cochliomyia y Chrysomya que son de los más importantes en entomología forense. Son moscas más o menos robustas de tamaño mediano; miden de 4 a 16 mm. La mayoría de las especies tienen colores metálicos brillantes (azul, verde, bronce y negro), algunos géneros, sin embargo, pueden tener color mate u opaco (Pollenia,Opsodexia). Esta familia suele confundirse con algunos múscidos de color brillante o con taquinidos de colores metálicos; los califóridos no metálicos a su vez se pueden confundir con algunos múscidos, sarcofágidos o taquinidos.
La mayoría de especies de esta familia son ovíparas. Ovipositan sobre materia orgánica en descomposición, como carne, pescado, animales en descomposición; algunas son atraídos por excremento lo cual los hace vectores de patógenos; otras incluso ovipositan sobre animales vivos que como Cochliomyia ominivorax y Lucilia cuprina, lo que da como resultado miasis. Las moscas de esta familia se encuentran entre los primeros insectos que localizan y colonizan restos humanos. En diversos estudios, se ha registrado el arribo de éstos a tan solo minutos de haber sido expuestos restos a la colonización de insectos. El ovipositor telescópico de las hembras les facilita colocar sus huevos en diversas zonas del cuerpo de un cadáver, principalmente en orificios naturales como la nariz, boca y pabellón auricular. Las larvas de especies como L. sericata, L. eximia, Cochliomyia macellaria. Chrysomya rufifacies, C. albiceps, Calliphora vicinia son las más abundantes en los primeros estados de descomposición de un cadáver.
Sarcophagidae:
Moscas robustas, en su mayoría de color gris y sin brillo. De 2.5 a 18 mm de largo. El género Sarcophaga es el mejor representado en cuanto a fauna cadavérica se refiere.
Todos los sarcofágidos retiene a sus huevos en el útero y deposita larvas de primer instar donde se alimentara el resto de su ciclo. Las larvas de los sarcofágidos poseen una gran diversidad de hábitos alimenticios a diferencia de otros calyptrados. Muchos son parásitos de otros artrópodos, mientras que otros son coprófagos, necrófagos, predadores, o sarcosaprófagos, incluso algunas larvas son acuáticas como las del género Fletcherimyia. De manera general, los adultos de esta familia llegan al cadáver después de los califóridos. Se sabe que pueden volar en condiciones ambientales adversas, lo que les da ventaja cuando de arribar a un cadáver se trata.
Muscidae:
Moscas delgadas o robustas, usualmente con sedas fuertes, de colores apagados, negro, blanco, gris, ocasionalmente azul o verde metálico; alas usualmente sin manchas. Miden de 2 a 14 mm.
Un gran número de especies de múscidos son consideradas plagas de importancia tanto en humanos como en granjas. La mosca doméstica es considerada como una de las principales diseminadoras de enfermedades que afectan al ser humano como la tifoidea, ántrax y disentería. Los hábitos alimenticios son variados, material vegetal en descomposición, polen, estiércol, excremento, y hasta sangre. Los múscidos son considerados de importancia forense por su relación estrecha a hábitats urbanos; se dice que arriban al cuerpo después de califóridos y sarcofágidos. Las larvas se alimentan directamente de restos, algunas especies pueden ser predadoras huevo y otras larvas, en muchos casos, esta característica suele afectar la composición faunística de la entomofauna cadavérica. Los géneros Hydrotaea, Musca y Synthesiomyia son los mejor representados en casos forenses.
Fannidae:
Se trata de una familia muy pequeña, compuesta por cuatro géneros y 112 especies, la mayoría dentro del género Fannia. Ésta comparte muchas características con la familia Muscidae, de hecho, este grupo ha fue considerado por mucho tiempo, como una subfamilia de dicho familia. Estas moscas, a simple vista, lucen como una mosca doméstica. Los adultos miden de 6 a 7 mm, de tonos oscuros a pardos, abdomen de aspecto cenizo color plata o gris.
Las especies de esta familia son más abundantes en épocas calurosas; se ha reportado que el género Fannia está involucrado en casos de miasis. Se alimenta principalmente de excremento, material vegetal en descomposición (como frutas), productos lácteos, y material saturado con urea. Las larvas se desarrollan bien sobre material en descomposición con abundante líquido, éstas están adaptadas para flotar debido a la forma de su cuerpo. Si el ambiente es pobre en líquidos, las larvas tienen poca movilidad. En determinadas épocas del año, los adultos suelen ser una molestia dentro de los hogares ya que suelen formar grande grupos.
Piophilidae:
Este grupo fue considerado por un tiempo como parte de la familia Sepsidae y suelen confundirse por su aspecto similar. Está representada por 69 especies, y se encuentra distribuida ampliamente, sobre todo en regiones templadas.
Las larvas de esta especie poseen la habilidad de “saltar”, lo que les ha dado el nombre de moscas saltarinas. Las hembras suelen ovipositar sobre queso o embutidos, lo que suele provocar miasis intestinal en humanos. Se pueden encontrar en una gran variedad de hábitats como desperdicios orgánicos, huesos, piel, y en animales en descomposición y en general, se asocian a comida rica en proteínas. Piohila casei es la especie que se reporta en la mayoría de casos forenses, la cual está asociada con las últimas etapas de descomposición.
Scathophagidae:
Conocidas comúnmente como moscas del estiércol, delgadas, con sedas fuertes o débiles en ocasiones muy densas. Usualmente de color negro, gris, café, amarillo, pocas veces con dos colores; en ocasiones brillantes. Alas transparentes, ocasionalmente con manchas transversales.
Las larvas tienen diversos hábitos alimenticios, pueden ser, saprófagos, coprófagos, fitófagos, o predadores. Muchas especies se alimentan de monocotiledoneas. Las larvas del género Scatophaga se alimentan de estiércol, y pueden ser encontradas en cadáveres cuando hay excremento o viseras expuestas.
Sepsidae:
Moscas pequeñas, no mayores a 3. 5 mm de longitud; generalmente de color negro brillante, purpura, o rojas. Mundialmente distribuida y representada por al menos 240 especies.
Estas moscas son atraídas principalmente por materia orgánica en descomposición, excremento y animales en descomposición. Los adultos suelen encontrarse cerca de masa larvales; éstos suelen confundirse con hormigas por la apariencia que les da su abdomen constreñido; poseen una forma particular de sacudir las alas cuando esta posadas. El género Sepsis está ampliamente distribuido, y es el más reportado en casos forenses, generalmente asociado a restos en avanzado estado de descomposición.
Anthomyiidae:
Esta familia está ampliamente relacionada con Muscidae y Scathophagidae; son moscas pequeñas o moderadamente largas, de aspecto semejante los múscidos. De 2 a 12 mm de largo, usualmente de tonos cenizos, amarillo, café, gris o negro, pero no metálico, raramente moteados.
Las especies de esta familia son consideradas principalmente de importancia agrícola; son fitófagas, saprófagas, incluso tiene hábitos parasitarios; algunas especies son coprófagas, de ahí que se les asocie a animales en descomposición, ya que como los Scatofagidos, suelen estar presente cuando en el cadáver hay excremento o viseras expuestas.
Phoridae:
Familia está representada por más de 2500 especies en todo el mundo; casi la mitad de las especies pertenecen al género Megaselia. Son moscas pequeñas, de aproximadamente 1.5 a 6 mm de largo; de colores oscuros, algunos con tonos amarillos.
Familia con hábitos alimentarios variados, las larvas se pueden encontrar en materia orgánica en descomposición, plantas, hongos, animales; otras son parasitas de otros invertebrados. Los adultos tienen una forma muy característica de caminar, éstos lo hacen de forma errada. La pupa se reconoce fácilmente por estar aplanada y tener un par de proyecciones anteriores. Megaselia scalaris ha sido reportada como causante de miasis, y en casos forenses, aparece hacia el estado de descomposición avanzada.
Stratiomyidae:
Esta familia abarca más de 250 especies. Miden de 5 a 20 mm; los adultos son de colores variados, azul metálico, verdes o negras; aunque la forma también es variada, de ancha a aplanada, frecuentemente son confundidos con avispas por su parecido a estas.
Las larvas pueden ser acuáticas o terrestres; las terrestres generalmente se desarrollan dentro de materia en descomposición como plantas o animales; en algunos casos pueden ser predadoras. Madera podría, pilas de composta y excremento suelen su hábitat típico. Las larvas también se pueden alimentar de fruta, lo que suele provocar miasis intestinal si se ingiere fruta infestada. La especie Hermetia illucens, de origen Neotropical, cuando es asociada a cadáveres, arriba a éste, por lo general, en estados de descomposición avanzados.
TANOTOLOGÍA.
La tanatología es una rama de la Medicina Legal que se encarga del estudio del cadáver, así como de los cambios reductivos o conservadores que presenta el cuerpo con el paso del tiempo. La Tanatología Médico Legal está integrada por varios capítulos.
Tanatosemiología: es el estudio de las transformaciones que se presentan en el cadáver, desde el momento en que se presenta la muerte, a través de los signos y procesos que se observan. En este capítulo se estudian los signos recientes de muerte como la deshidratación, enfriamiento, rigidez muscular y livideces cadavérica. Hay signos de muerte no reciente que pueden ser reductivos como la putrefacción, antropofagia cadavérica; o fenómenos conservadores del cadáver como la saponificación, momificación y corificación.
Cronotanatodiagnóstico: es determinar, sobre la base de los signos cadavéricos, el tiempo aproximado que ha transcurrido desde el momento de la muerte hasta que es solicitada la intervención del Médico Legista y del Criminalista. Estos fenómenos, tanto los recientes como los no recientes, tienen ya establecido el tiempo que tardan en presentarse, por lo que cuando un cadáver no es presa de antropofagia cadavérica canina o por roedores, o estuvo bajo el efecto de algún agente físico que altere su proceso normal de destrucción o conservación, es posible determinar, basándose en estos signos el Cronotanatodiagnóstico.
Tanatolegislación: es el conjunto de normas que regulan el tratamiento del cadáver, los procedimientos administrativos y judiciales, así como la documentación correspondiente.
Necropsia Médico Legal: es un procedimiento médico quirúrgico, técnico y científico, destinado a determinar las causas de la muerte y las condiciones en las que se produjo, mediante la apertura sistemática, ordenada y completa del cuerpo.
Biotanatología: Es el estudio de los organismos que se nutren, procrean, se desarrollan o habitan el cadáver. En este capítulo se estudia la Entomología Forense que se encarga de estudiar todos los insectos y artrópodos que se encuentran en el cadáver.
Embalsamología: es el estudio y aplicación de procedimientos que conservan artificialmente el cadáver, como sucede en los anfiteatros de las diferentes Escuelas de Medicina.
La muerte es un proceso por medio del cual se presenta el cese de las funciones vitales del organismo, como es ausencia de: respiración, circulación y sensibilidad. Actualmente se manejan los términos de muerte somática y muerte celular.
Muerte somática: significa que la persona ya no funciona como la unidad de una sociedad, se encuentra inconsciente, no logra comunicarse con el medio externo, no se da cuenta de sí mismo de su existencia en el mundo.
Muerte celular: cese de la respiración y el metabolismo de los tejidos corporales, lo cual es seguido de inmediato por la autólisis y descomposición.
SIGNOS RECIENTES DE MUERTE
Rigidez cadavérica: es el endurecimiento y retracción del sistema muscular. Lacassagne lo refiere como estado de dureza, de retracción y de tiesura que sobreviene en los músculos después de la muerte. Se debe a la degradación del ATP en ADP y AMP.
La acidificación de los músculos, combinada a su deshidratación, hace aparecer la rigidez cadavérica, resultado del endurecimiento y contractura que afectan sucesivamente a todos los músculos, lisos o estriados, siguiendo una progresión descendente: primero los de la mandíbula inferior, después los de la nuca, los de la cara, tronco, miembros torácicos, para terminar en los miembros pélvicos (Ley de Nysten).
La rigidez cadavérica se extiende también a la musculatura del corazón, píloro, vesículas seminales (eyaculación post mortem), el útero (expulsión del feto), de la vejiga, pupila (contracción), de los pelos (piel ancerina). Los miembros superiores se disponen a semiflexión, frecuentemente aplicados sobre el tórax; los miembros inferiores en extensión, lo mismo que la cabeza; las mandíbulas se aprietan.
Se inicia después de la muerte, entre 2 a 4 horas, cuando el ATP disminuye a un 85 por ciento dentro de la sarcomera; es completa entre las 8 a 12 horas posteriores al fallecimiento, alcanzando su máxima intensidad a las 24 horas. Desaparece entre las 36 a 48 horas. Esto sucede en un clima templado. Hay factores que alteran este proceso como el frío, que lo acelera y lo prolonga; el calor acorta el inicio y disminuye el tiempo en que se presenta, también influyen: la causa de muerte, el desarrollo muscular, el cansancio antes de morir, hemorragias intensas.
Livideces cadavéricas: es una mancha violácea que se presenta porque se deposita la sangre en las partes declives, dependiendo la posición en la que se encuentra el cadáver; se debe a la falta de circulación, y por la acción que ejerce la gravedad sobre la sangre, ésta se dirige hacia las partes declives.
Las livideces se empiezan a manifestar como unas pequeñas manchas, de color violáceo, que poco a poco confluyen hasta observarse en toda la superficie que se encuentra en declive, a excepción de las zonas donde alguna parte del cuerpo está en contacto con alguna superficie. Este proceso se inicia entre las 2 a 4 horas después del fallecimiento, para las 8 a 12 horas ya se encuentran establecidas en toda la superficie, pero aún desaparecen a la presión; entre las 12 a 15 horas alcanzan su máxima intensidad y no desaparecen a la presión (livideces fijas). La fijación de las livideces está ligada a la coagulación de la sangre en los capilares, o bien a la coloración de los tejidos por la hemoglobina salida de los glóbulos rojos y exudado con el suero.
Cuando el cadáver es movido antes de las primeras 12 horas, las primeras livideces desaparecen y se forman nuevas manchas; entre las 12 a 24 horas posteriores a la muerte, si se cambia de posición el cadáver, aparecen nuevas livideces, pero no desaparecen las anteriores; Si se mueve el cuerpo después de las 24 horas, no desaparecen las primeras livideces, ni se forman nuevas manchas.
Los factores que pueden modificar la presencia de las livideces son: causa de muerte, hemorragias intensas, grado de desnutrición, edad.
Enfriamiento cadavérico: Este fenómeno ocurre de manera gradual, disminuyendo la temperatura de modo progresivo hasta que se iguala con la temperatura del medio ambiente. La disminución progresiva se presenta porque la muerte celular no se presenta al mismo tiempo, sino que unas células mueren antes y otras después.
La curva de dispersión térmica menciona un primer periodo de tres a cuatro horas, donde disminuye medio grado centígrado por hora; el segundo periodo se presenta entre las 6 a las 10 horas donde disminuye un grado centígrado por hora; el tercer periodo disminuye de tres cuartos a medio grado centígrado por hora hasta que se nivela con la temperatura del medio ambiente.
El enfriamiento cadavérico está condicionado por varios factores como son: la causa de la muerte, edad, estado nutricional, el peso, factores ambientales.
Deshidratación cadavérica: se debe a la pérdida de agua del cuerpo por evaporación, sus principales manifestaciones se observan en el ojo.
Signo de Stenon Louis se manifiesta por hundimiento del globo ocular, pérdida de la transparencia de la córnea, que se torna opaca, formación de arrugas en la córnea, depósito de polvo en la conjuntiva lo que recibe el nombre de tela glerosa.
Este conjunto de fenómenos se observa en el ojo abierto aproximadamente a los 45 minutos después del fallecimiento; en el ojo cerrado se observa a las 24 horas aproximadamente después de la muerte.
Otro signo es el de Sommer, que se manifiesta como una mancha negra en la esclerótica, es de forma triangular, con la base dirigida hacia la comisura del ojo. Esta mancha negra se debe a la transparencia de la esclerótica que deja visible el pigmento de las coroides.
La capa córnea se apergamina, se forma una placa amarillenta, seca, dura, espesa con consistencia de pergamino
Otra manifestación se presenta en las mucosas, sobre todo en los labios de los recién nacidos donde se observa una franja pardo rojiza o pardo negruzco.


SIGNOS NO RECIENTES DE MUERTE
Autolisis: es la disolución de los tejidos producida por enzimas proteolíticas que se encuentran en los lisosomas, que al empezar la muerte celular, se liberan las enzimas al destruirse la membrana lisosómica.
Putrefacción cadavérica: es la descomposición de la materia orgánica del cadáver; es el proceso de fermentación pútrida producida por las bacterias que se encuentran en el intestino, después de la muerte se propagan por la sangre.
Las bacterias responsables se desarrollan en la materia orgánica, produciendo enzimas que actúan selectivamente sobre proteínas, grasas y carbohidratos, dando lugar a modificaciones del cadáver que conducen a su destrucción.
La putrefacción se manifiesta, en climas templados, entre los 17°C a 24°C en cuatro periodos de la siguiente manera:
Periodo cromático: se aprecia una mancha verde abdominal de color verde, en la piel de la fosa ilíaca derecha, debido a que los clostridios y coliformes descomponen la hemoglobina en compuestos azufrados de color verde, que tiñen la piel. Este periodo se manifiesta entre las 24 a 36 horas del fallecimiento.
En los fetos las bacterias penetran por los orificios naturales, principalmente por las vías respiratorias, por lo que la mancha verde se observa en cuello y parte superior de tórax. En cuerpos que presentan lesiones supuradas o neoplásicas, la mancha verde aparece alrededor de las lesiones.
Periodo enfisematoso: Se presenta por la producción de gran cantidad de gases derivadas del metabolismo propio de las bacterias, que abomban y deforman el cadáver. La infiltración gaseosa invade el tejido celular subcutáneo, se hincha la cabeza, los párpados se hacen prominentes, los genitales adquieren volúmenes importantes, el abdomen se distiende, la red venosa se hace muy aparente adquiriendo una coloración negruzca o verdusca de la piel. Este fenómeno lo observamos en periodo de entre 48 horas el inicio, completándose en un término aproximado de siete días.
Periodo colicuativo: en esta etapa el tejido blando sé licúa, el cadáver adopta un aspecto acaramelado entre 2 a 4 semanas; los órganos se reblandecen y sé licúan, durando entre 8 a 10 meses. La próstata y el útero son los órganos más resistentes a esta fase.
Periodo de reducción esquelética: en término medio de 2 a 3 años pudiendo ser hasta 5 años, todas las partes blandas desaparecen a través de la licuefacción, los elementos más resistentes suelen ser los del tejido conectivo como cartílago, tendones, ligamentos. Puede el esqueleto avanzar hasta la pulverización en un tiempo de 50 años, inhumado; si el cadáver se encuentra a la intemperie la pulverización puede presentarse en 5 años.


CONCLUSIONES.
-Hablando de las diferencias ambientales, queda claro que siendo la entomología forense en estos momentos una ciencia que prácticamente no se ha desarrollado sino mayoritariamente en países del norte del hemisferio norte (EEUU y Europa, con la notable excepción de Australia y más recientemente Brasil), no es posible para nosotros en Venezuela (México (?), un país tropical con una fauna entomológica disímil de la de aquellas latitudes lejanas, asimilar a cabalidad las metodologías y los procedimientos ya estandarizados en el extranjero, generalmente con otros climas y otras condiciones de estacionalidad. Los ciclos de vida estudiados para las moscas y escarabajos carniceros de los Estados Unidos o Finlandia seguramente no corresponden a los ciclos de vida de las especies autóctonas de los climas tropicales. Quiere decir esto que en Venezuela (México) la práctica de la entomología forense debe comenzar por la investigación de las especies necrófagas venezolanas (Mexicanas), su taxonomía y su biología. Es decir, necesitamos establecer las bases primarias de esta ciencia, para ir construyendo el conocimiento sobre ellas. La preocupación por esta ignorancia primigenia de la que adolecemos es el motor fundamental que motivó el desarrollo de estas ideas.
-El estudio de los insectos y otros artrópodos, su taxonomía, distribución geográfica y su ecología, ha probado ser de utilidad en las ciencias forenses. Con esta orientación, se ha establecido en décadas recientes la disciplina de la entomología forense, la cual se dedica a explorar las posibilidades que tiene el uso de los insectos asociados a la materia orgánica en descomposición en el apoyo a las investigaciones legales. En Venezuela (México) esta disciplina es prácticamente desconocida.
-La entomología forense es una ciencia discreta pero amplia, y puede ser dividida, según sus objetivos específicos en: medico-legal, urbana y de plagas de alimentos almacenados. La sección médico-legal de la entomología forense se ocupa del componente criminal en las investigaciones legales, específicamente del estudio de insectos necrófagos o necrófilos que infestan los restos humanos.
-La función primordial del entomólogo médico-legal (o médico criminal) es lograr la identificación precisa de los insectos u otros artrópodos asociados a la escena de un crimen. De esta precisión derivará la veracidad de las inferencias que puedan hacerse en torno a este último.
-La diversidad de casos criminales cuya resolución puede verse acelerada o definida por el auxilio de la entomología forense, va desde abusos contra infantes, negligencia en el cuidado de ancianos, hasta accidentes aéreos. Sin embargo es más comúnmente aplicada en casos de crímenes violentos.
-La utilidad mejor entendida de los insectos en la investigación de crímenes (principalmente aquellos que involucran casos de muertes violentas), es la estimación exacta del intervalo post-mortem (IPM), que en muchos casos puede aportar pistas importantes a los detectives que actúan en la resolución legal de los crímenes. Los resultados de las pesquisas entomológicas también suelen prestar aclaratorias a los procesos penales subsecuentes.
La perspectiva de la Entomología forense en México es definitivamente un tema muy estrecho ya que no se ha desarrollado del todo. El concepto que se puede percibir es como lo expresa Alfonsa Dávila rodríguez es el siguiente: Exhortando al entomólogo forense a que se involucre a que se involucre en la escena del crimen, que él mismo esté presente, toda vez que las muestras deberán ser recolectadas por un especialista…y concluye con estas palabras: “Urge la aplicación de la Entomología Forense como parte de la investigación de la Escena del Crimen…”
En honor a la verdad, en casi cuarenta años de investigar homicidios en México, nunca me he encontrado con un verdadero y profesional entomólogo forense, no obstante a que en teoría la entomología forense se encuentra presente en la Procuraduría General de la República (PGR) y en diferentes Procuradurías de Justicia de los Estados que conforman nuestro país, las cuales tienen un manual para llevar a cabo este procedimiento de recolección y embalaje así como el del momento de llegada al área de entomología.
Hasta ahora no se ha presentado un protocolo a nivel nacional en el área de Entomología forense, ya que las instituciones que llevan a cabo investigaciones de este tipo están enfocadas a áreas agrícolas, biológicas etc., las cuales no tienen conocimiento con la índole legal. Y cuando se llega a presentar en esta área forense retractan sus conocimientos para no tener nada que ver con este campo legal.
Por otra parte las universidades que ejercen esta materia y tienen numerosas investigaciones, no tienen relación alguna con instituciones que procuren e imparten justicia. Por dicha falta de relación entre estas universidades e instituciones, el avance se está viendo afectado, ya que al no mantener contacto entre sí, no saben que las investigaciones realizadas y descubrimientos se ven pausadas, lo cual incide negativamente en la posibilidad de obtención de un mejor resultado a nivel estado y nacional.


Julio A. Ceballos
Psicólogo-Policiólogo
San Luis Potosí, México
Abril, 2015

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